ÁNGEL PARRA: "LA GENTE ES MUY ESTÚPIDA, SE DECLARA ADMIRADORA DE LA VIOLETA APENAS CONOCIENDO UN TEMA".

EN EL LIVING DE LA CASA QUE ÁNGEL USA DURANTE SUS ESTADÍAS EN CHILE SE DA ESPACIO PARA ESTA CONVERSACIÓN ENTRE LOS ENSAYOS PARA LA YEIN FONDA Y UNA ENTREVISTA QUE TIENE QUE DAR PARA TVN. AUNQUE NUESTRA CONVERSACIÓN SEA CASI CORRIENDO EL MÚSICO ENTREGA GRANDES TEMAS DE ANÁLISIS CRÍTICOS. CONSIDERA QUE VIOLETA, SU MADRE, NO ES FOLCLORISTA Y HACE UN LLAMADO A ESCUCHARLA Y MANTENERLA VIVA.
Por Matías Correa Domínguez
Martes 19 / 9 / 2006 1 PM
En un artículo del diario La Nación de hoy, usted habla que quiere hacer un documental sobre Violeta. ¿Por qué hacer un documental sobre Violeta?
¿Por qué? Porque hallo que todavía hace falta; hace falta contar a la Violeta folclorista, a la Violeta mujer chilena, a la mujer sencilla. Hace falta una cosa simple, de lenguaje cinematográfico, para que llegue a los colegios, para que llegue a las universidades: para que los jóvenes tengan un antecedente serio, serio desde el punto de vista mío de quién es la Violeta.
Hay un documental también de la Violeta, el “Viola Chilensis”.
Si, pero ese son una serie de entrevistas; no es lo mismo.
Tendría material de archivo.
Material de archivo fotográfico... en realidad no es un documental es un DVD; es decir tu puedes elegir el menú, tu vas viendo ahí lo que quieres ver; si quieres ves los cuadros, si quieres escuchar la música.
¿Y por qué hacerlo?
¿Por qué? Yo creo que es importante dejar testimonio, y es bueno que sea la familia más directa que la deje a que sea gente desconocida que va a inventar un personaje que a lo mejor no tiene que ver con lo que yo quiero que se diga de la Violeta. Por eso escribí yo el libro: “Violeta se fue a los cielos”. ¿No sé si tú lo has leído? Entonces por eso, nada más que por eso.
En la entrevista de la Revista Paula decía que tu habías escuchado a un guitarrista clásico que había lanzado a la Violeta con nuevos aires, desde una generación.
Claro, lo que yo escuché es arreglos para guitarra clásica de viejas melodías recopiladas por mi mamá.
De canto a lo divino.
Canto a lo divino.
Bueno, pero desde hace cuarenta años que se toma a la Violeta y se reinventa y se retoca. Bueno, Los Jaivas lo hicieron; lo han hecho...
Si, lo han hecho grandes artistas internacionales también.
La Joan Báez...
Sí, tal vez la versión más mala de “Gracias a la vida” (risas). Pero hay otros Robert Wyatt que cantó “Arauco tiene una pena”, rockeros antiguos... sí, sí...
¿Cuales son los sentimientos que le vienen a usted, como hijo y como autor?
Primero que nada que es una compositora... Autora y compositora inmensa, por el contenido de sus textos. A veces leo los textos solos y los trato de descifrar también y hay muchas cosas que están contenidas en ese texto; y lo bueno es que cada ser humano, cada individuo, puede interpretarlo a su manera.
Tengo entendido, por lo que he estudiado, que Violeta tiene una dimensión desconocida hasta para sus familiares más cercanos.
Puede ser, todos los seres humanos somos así creo yo: tenemos nuestro lado oculto; y no hay que olvidar que mi mamá hace ya años que no está aquí. ¡Pero está!: está en ese cuadro, está en las canciones que canté en la Jein Fonda con Los Tres, está en las miles de personas que cantan sus canciones.
¿Qué cuadro es ese? ¿Cómo se llama?
“Fiesta en la casa de los Parra”.
¿Por qué ocurre esto?: Tengo la impresión, no tengo las cifras, de que es la autora más tocada por otros músicos en Chile.
Puede ser, yo tampoco tengo las cifras... no tengo idea.
Pero esa impresión tengo, que es a la que se recurre más a su repertorio.
Se recurre más porque su repertorio es muy amplio: va del canto a lo divino hasta la canción picaresca como la “Mazúrquica modérnica”: cuecas, tonadas: hay discos enteros dedicados a la cueca, discos enteros dedicados a las tonadas.
Sin embargo ella tiene una fuerza especial que no la tienen otros creadores.
Es que esa es la maravilla de la creadora en este caso: es un misterio. ¿Quién dijo que Sebastián Bach, quién dijo de Da Vinci, quién dijo que la locura que puede haber dentro de la cabeza, la libertad (que yo la llamo la locura ¿no?)? La libertad que puede haber dentro de la cabeza de un creador no se da todos los días. Entonces, tu no puedes comparar a Violeta Parra con Clavita Solovera o con Donato Manjaila, que son autores prolíficos, conocidos; Jaime Atria, Flor del Campo, no los puedes... para nada ¡Imposible! Porque la obra de ellos, que es muy basta, queda aquí.
Da la impresión de que es más ornamental esa obra, en cambio la de la Violeta es más vital.
Absolutamente... es más vital; es más filosófica, es más para advertirte, para decirte: usa la cabeza no solamente para ponerte sombrero: úsala para pen-sar; y esa era una de las metas de la Viola: de hacernos pensar a todos, para empezar a sus hijos.
Me imagino tiene que haber sido brava.
Fuerte... sí.
¿Y por qué los jóvenes de hoy están prendados a la música de la Violeta? Por ejemplo, quienes hacen hip hop o gente que está haciendo rock. Pero eso tú me lo preguntas a mí y yo tengo 63 años. ¿Tú qué edad tienes?
30.
Tú tienes la respuesta, yo no la tengo.
No la tienes...
No, yo no tengo la respuesta; no tengo ninguna respuesta a eso. ¡Me maravilla! Eso sí. Me maravilla que se preocupen, que les guste, que se sientan identificados como un pilar más de la cultura chilena.
De hecho, el Lulo que hace hip hop en La Legua, se sienten continuadores de la tradición que dejó atrás Violeta, Víctor, usted también. Lo que hacen ellos consideran que es la continuación de eso.
Yo creo que al rededor de la columna vertebral que, podríamos decir, es la Violeta en los últimos cincuenta años van naciendo como costillitas.
Florece.
Claro. Otra gente como que se inspira en ella y dice: esto es lo que había que hacer, esto es lo que había que decir. Entonces es una fuente casi inagotable de información, de ternura, de cariño, de preguntas... de respuestas también. Sí.
Hay una fuerza desgarradora en cada una de sus canciones.
Absolutamente.
Y no estoy hablando de dolor sino de la fuerza...
De la fuerza... si te entiendo lo que quieres decir.
Ernesto Holman, bajista chileno que se ha dedicado a trabajar con la cosmovisión de los pueblos originarios, me decía que la fuerza de la Violeta al cantar era la fuerza de una mujer mapuche, para él.
Porque viene de lo más esencial, viene de la tierra, viene de la voz popular. Ahora, lo mapuches en este país desgraciadamente no son mayoría; nunca han sido y tampoco... en sentido yo creo que se puede identificar con un mapuche la voz de la Violeta porque: marginada, discriminada; prácticamente perseguida, en vida, porque después los muertos son todos buenos. Entonces creo que se puede asemejar.
¿Por qué hoy día a la Violeta se le levanta siendo que en su momento fue perseguida?
¿Por qué? Es curioso. Es porque su obra es válida, porque sus canciones son lindas; porque la gente se identifica con ella, las mujeres y los hombres... ¿Por qué? Hay muchas respuestas... ¡Muchísimas! Y yo creo que lo bueno es que cada uno baya haciendo su respuesta. Es él: “yo pienso que la Violeta Parra es esto”.
Se protesta mucho, se dice que se le usa oficialmente con canciones como “Gracias a la vida” y “Volver a los 17” pero las otras canciones que son...
“La carta”, “Porque los pobres no tienen”, “Arauco tiene una pena”. Bueno, eso es la cultura milica: durante los 18 años de la dictadura se seleccionó la obra poética de Neruda amorosa, nada más, y de la Violeta “La jardinera” y “Gracias a la vida”; nada más. Entonces son ustedes los que tienen que cambiar las cosas, son ustedes los responsables ahora; este es un juego de posta ¿no?: yo te paso a ti la bandera, tú tienes que seguir. Yo ya hice mi camino, mi parte; son ustedes los que tienen que volver a cantar esas canciones que se justifican plenamente. “Arriba quemando el sol” nosotros la cantamos todas las noches ahí en la Jein Fonda y era realmente una especie de dinamita.
Distintos entrevistado me han dicho que las canciones de Violeta no pasan, que sus letras son tan vigentes hace cuarenta años como hoy.
Porque... ¿Por qué a tus ojos?
Porque está apuntando hacia lo más esencial.
Exactamente, y porque además la situación no ha cambiado fundamentalmente.
Y da miedo que no cambie.
Pero eso es un problema que tiene los gobiernos y que tiene La Concertación, en este caso, o la derecha, si se reinstala, están como decía mi mamá: “Estamos sentados arriba de un barril de pólvora”. Cosa que venga alguien y prenda la mecha.
A propósito de eso, el mismo Lulo me dijo que la Violeta le había enseñado a luchar.
Como decíamos hace un rato: yo creo que la Violeta da para el barrido y el fregado; pa’ todo: absolutamente pa’ todo. Porque incluso yo he estado en la Maestra Vida y hay un cuadro enorme de ella; le prenden velas: Santa Violeta. Cuando uno va al cementerio a ver la tumba de la Violeta, que está frente al memorial, siempre tiene flores.
Y tiene un montón de... Hay un Club Deportivo Violeta Parra.
Claro y le dejan regalitos, cositas; entonces ya ha pasado a ser una animita. Alguna gente le pone: “Gracias Violeta por el favor concedido”. Quiere decir que ya la cosa es bastante...
Viene a ser una santa... casi.
Claro.
Eduardo Gatti...
Si claro, lo conozco de chico.
Él me dijo que él no habría escrito “Los Momentos” de no sé por la influencia de Violeta Parra, en el sentido que descubrió que se podían mixturar diferentes sonidos de diferentes latitudes.
Claro, porque la Violeta era muy abierta, muy liberal en el sentido de... que nos decía a nosotros, a mi hermana y a mí: “Hay que escuchar todo tipo de música; hay que abrirse, hay que abrir la cabeza todos los días”. Entonces no me extraña que Gatti y Álvaro mismo, Álvaro Henríquez, sean apasionados defensores de la obra de la Violeta porque, además, ella les hizo comprender que se podían decir cosas. No solamente tiquitiquití; sino que muchas, muchas cosas; porque la palabra es un instrumento formidable y ella lo utilizó a fondo, la palabra: decir las cosas, llamar las cosas por su nombre.
Ella cambió la historia de la música en Chile.
Yo pienso que sí.
Yo pienso lo mismo. Antes de ella existía solamente el paisaje.
El paisajismo, las chinas como le llaman aquí... Las chinas; que es curioso eso. Me acuerdo yo que hace 46 años nosotros hicimos en la Biblioteca Nacional, con mi hermana y mi mamá, un concierto; un recital con desfile de moda campesina. Que no tiene nada que ver con la moda que como se visten... que como visten incluso a los niños hoy día. ¡Nada que ver!: Los campesinos nunca se han vestido así. ¡Jamás! Entonces ahí... me acuerdo que la Isabel caminando por la Sala América mostrando como se vestía la mujer campesina, que no tenía nada que ver como se vestía la Silvia Infante y los Baqueanos, o Los Cuatro Hermanos Silva, que están disfrazados.
Que la ropa que llevan puesta cuesta millones.
Claro; entonces... no po, la gente no se viste así. Y de hecho nosotros después continuamos: el Víctor, Rolando, Patricio Manns y yo combatiendo el smoking y combatiendo... eh, me recuerdo: siempre en la peña había un gallo que escribió en la pared: “Ángel Parra protesta con blue jeans” (risas). Entonces ella nos indicó un camino. Es decir que es tan importante la Violeta como Luis Emilio Recabarren, es tan importante como la Gabriela, es tan fundamental como todos estos personajes a los cuales nunca se les rindió justicia tampoco; a los cuales se les persiguió y se les marginó. Entonces pasan a ser animitas: el pueblo se inspira en ellos.
Se inspira en ellos; busca una dirección...
Claro, busca un consuelo también, busca un consuelo. Busca pasar el trago amargo, el trago amargo de la vida cotidiana, el trago amargo de la salud pública, de la educación, de la injusticia.
Volviendo a lo que tú me decías que la Violeta tenía la mente abierta para escuchar la música, todo tipo de música: Hay quienes me han dicho, espero que no suene a ofensa, no creo que lo sea, que la Violeta era la más rockera de todas. (risas) Entonces, el “Miren como sonríen”, hay una versión punk que queda impecable. (risas)
Claro, es que ella abrió muchos caminos. No me digas nada tú: ¿Y la música para guitarra? ¿Y el “Gavilán”? Entonces claro porque... eso, por la rapidez, por la premura, por la urgencia: mi mamá consideraba que era urgente hacer todas estas cosas. Y eso... entonces: música pa’ cine. Los cuatro documentales que hizo Sergio Bravo, otro que hizo Nieve Yankovich y, su marido, Jorge Di’ Lauro sobre La Tirana. ¡En esa época! ¡Que era muy difícil todo!
Muy precario todo.
¡Precario! ¡Precario! ¡Además vida nuestra precaria también! Minimalista. Pero el espíritu: la fuerza del espíritu. Entonces mi mamá no necesitaba ser católica, ni evangélica, ni mahometana, ¡Nada!: Porque la fuerza del espíritu es más grande que todo eso y nadie se podrá comparar: yo no me comparo; naturalmente nadie podrá llegarle ni al talón. Hasta aquí. Ojalá que aparecieran nuevas Violetas.
¿Y existe esa posibilidad con el Chile como está hoy?
Debería... Lo que pasa es que la globalización y las comunicaciones hacen que la mediocridad nacional vaya en aumento: la televisión, las radios...
Estancamiento...
Y sobre todo: no pienses: ¡No! ¡No pienses nada!: ¡Has! Pide una tarjeta de crédito, pide otra tarjeta de crédito, deja que te exploten.
La Javiera, tu hija, dijo en el “Viola Chilensis” que si la Violeta estuviera viva estaría haciendo música electrónica.
Claro, es muy probable. No sé si tú has escuchado una versión del “Maldigo” con trombones.
¿De quién es?
De la Violeta.
No, no la he escuchado jamás.
Yo te la voy a poner un poquito aquí pa’ que escuches porque es algo algo que la retrata de cuerpo entero.
¿En qué disco está esto?
En un disco que yo encontré... Debe estar en “Una chilena en París”, por ahí. Llegamos a grabar ese día y estaba el chico reyes que era el mejor saxofonista chileno de la época, da la filarmónica. Le dijo: “¿Te gustaría grabar con migo?” (risas), e hizo el arreglo ahí.
Esto ya lo conversamos, pero ¿Tiene el lugar que se merece en Chile la Violeta?
Si: en el pueblo po. Claro, ahí está.
Porque se quejan mucho de la parte oficialista.
Si, pero mira: ahora el estado va asumir la obra plástica de la Violeta: va a haber un museo, se va a inaugurar en marzo del año próximo. Esa obra había que preservarla porque es muy valiosa y ¿por qué? Porque la hizo ella también. Entonces el Estado asume eso pero el pueblo se encarga en mantenerla viva. Y nosotros nos encargamos, mi hermana y yo, de seguir cantando sus canciones, de enseñárselas a nuestros hijos, de enseñárselas a nuestros nietos ¡que son todos ustedes!
Hay quienes dicen que las anticuecas debieran enseñarse en las escuelas de música; así como un ramo la Violeta o enseñar las anticuecas. Eso no se hace: se hacen análisis de las canciones, las transcriben: una cosa muy pasajera. Y así como para afuera no deberíamos tocar jazz ni tocar rock, en el sentido de que la música propia chilena no es esta, no es la música que debiéramos exportar.
Eso, es muy complejo el tema: porque, otra vez: la globalización, la información: la cantidad de información; tu te metes a Internet y tienes el mundo entero en tus manos.
Por eso mismo, deberíamos nosotros mismos tener una identidad.
Deberíamos ayudar a que nuestra identidad sea más clara. Bueno: Los Tres han hecho eso al recuperar al Tío Roberto, al recuperar las canciones de la Violeta. Pero además son cabros que tienen la información de hoy día y que les gustó Miles Davis en un momento, que les gustó Elvis Presley, que les gusta la música de hoy día; y eso tampoco uno puede hacer como hizo Juan Domingo Perón en Argentina: “Obligación de tocar canciones argentinas”. No se puede. Yo hallo que eso no hay que hacerlo. Entonces hay que estar abierto a todo pero preservar la identidad. Y no es a caballo en un rodeo como se preserva la identidad. No, eso es un deporte; a lo mejor se podría calificar como tal: pero cultura no es.
“Gracias a la vida” fue elegida la canción más importante del Siglo XX en Chile, según un jurado.
¿Qué te puedo decir? En España eligieron la palabra “amor” como la palabra más importante de la lengua española.
Claro, no funciona una palabra sola: se necesitan muchas palabras.
Si, se necesitan muchas; pero se eligió la mejor palabra. También eligen ahora la mejor comida, eligen el mejor zapato, el mejor calcetín, las mejores piernas, las mejores... Es una huevá con patas.
Claro, no tiene sentido.
No tiene sentido. Pero eso hace funcionar el rating.
Mueve la máquina en el sentido que... Pero no negativamente sino que también el pueblo se sentirá escuchado.
Sí, sí. Yo creo que no hay que... Además que por muchos que tengamos opiniones contrarias nosotros estamos jodidos. La gente que maneja los medios de comunicación son los que dominan...
La opinión.
Exactamente. Yo por eso es que voy a cantar a las poblaciones, en directo: ahí con doscientas personas, con cincuenta, con veinte. Ahí, para darle otra información. Es una carrera, si tú quieres, suicida porque es muy lento: pero esas veinte personas que me escuchan ahí... ahí está lo esencial.
¿Cuánto hay de realidad y cuanto hay de mito en la percepción que tenemos de la Violeta? Porque nosotros tenemos la percepción de Violeta como una mujer fuerte.
Verdad.
Creativamente voraz.
Verdad.
Genial.
Verdad.
¿Todo eso es cierto?
Todo eso es cierto.
Léete el poema de Nicanor Parra, su hermano.
“Defensa de Violeta Parra.”
Claro, cuando tú lees ese poema... Eh, yo creo que por ese poema Nicanor Parra va a pasar a la historia. No así por sus artefactos. Pero ahí está, ahí está la papa misma. “Dulce vecina de la verde...” Ahí está.
“Que los secretario no te quieren”.
Está todo, está todo dicho.
¿Por qué la Violeta era una adelantada? ¿De dónde sacaba esa energía vital para tener las antenas puestas constantemente para recibir todo?
Bueno, tú debes entender que hay muchas cosas que yo no te puedo explicar ¿por qué? Si era un niño. Entonces yo traté de explicarlo en el libro, de contar lo más sinceramente posible, y lo más verazmente, lo que yo percibía.
¿Por qué era así? Han habido otras mujeres en la historia de Chile que tenían esa claridad, en el magisterio, en diversos sectores han habido otras mujeres que tenían esa tremenda capacidad de decirle a los hombres: “¡No sean huevones, hasta cuando se equivocan?: ¡Esto es lo que hay que hacer!”
Y esa capacidad, también, de permeabilizarse con lo que estaba pasando, porque la Violeta tenía esa capacidad de absorber todo lo que pasaba.
Absolutamente; y mi mamá estuvo presente, y es por eso que la gente la quiere, en tantas ramas, en tantas variedades de las actividades del que hacer nacional. Ah, y siempre desde su condición de mujer proletaria, de mujer de origen campesino; nunca ningún atisbo de que querer ser la Violeta Parra: ¡No!: Simple. “Pero si tu puedes cantar igual que yo”, le decía a la gente: “Tu puedes pintar, tu puedes... ¡Todos podemos! ¡Hay que hacerlo, nada más! ¡Ponte a trabajar!”. A trabajar: esa es la palabra.
Me han dicho que hasta absorbía lo que hacía Elvis Presley, en la radio.
¡Todo! Todo: Los Beatles, la época. Cuando la Violeta hizo su exposición en el Louvre, el año ’64, en el Pabellón du Marzán; al lado había una exposición de instrumentos electroacústicos. De cristales; que se tocaba con agua. Y mi mamá agarró una papa pero increíble porque todos eran instrumentos totalmente surrealistas, pero sonaban maravillosamente bien. Eran todos como de vidrio y se tocaban: tú metías los dedos en el agua, así... (hace sonido con la boca)
Estoy entendiendo que ella no era folclorista, en el sentido más riguroso de la palabra.
No, folclorista para mi es ser conservador, pa’ empezar, porque te detienes en el tiempo y exiges que el resto de los seres humanos acepten tu verdad: “El huaso no puede levantar...” ¿Qué huaso? ¿No puede levantar el pañuelo? “La mujer en la segunda vuelta de la cueca...” ¡Puras estupideces! ¡Puras formalidades! ¡Puras tonteras! Lo que nos predicaba la Santa Violeta (risa) era que había que ser libre. Ser libres: ¡Libres! ¡Libres! Libres de cabeza, libre en tu vida cotidiana y ser consecuente: la consecuencia es algo fundamental en la obra de la Violeta y en su vida.
¿La Violeta se proyectaba a futuro a si misma como creadora?
Sí, por supuesto. Además estaba absolutamente convencida la razón, ¡Y la tenía!
¿Habrá tenido conciencia de lo que habrá pasado después con su obra?
Ella lo sabía. Ella sabía que iba a ser amada, aplaudida y... después de muerta. Porque esto forma parte de la historia, este asunto: de la historia del ser humano. Por eso te dije anteriormente: todos los muertos son buenos.
¿Ella habrá tenido mera conciencia de lo que se transformaría hoy su figura?
Yo creo que intuía, porque era una mujer muy inteligente y, además...
¿Por qué? ¿Por la recepción de la gente o por el trabajo mismo que hacía?
Por la estupidez de la gente también. (risas)
¿Por qué?
Claro, porque la gente es muy estúpida: se declara profunda admiradora de la Violeta apenas conociendo un tema.

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