LO MAGNÍFICO DE LLORAR
La ultra publicitada película de Matías Bize es una gran película. No por su argumento, no por sus actuaciones y locaciones. Simplemente porque es una sinfonía visual que hay que visitar en la pantalla grande (sólo ahí se disfruta). Los personajes apenas hablan, la trama se entiende pero no importan los detalles del cómo por qué y el cuándo. Lo importante son los planos, su composición y el movimiento de la cámara; los silencios y conversaciones vienen a ser el accidente obligado que requiere el guión, aunque claramente este sea uno de los puntos medulares de la cinta (sobre todo los silencios).
La primera escena, ese gran plano en que no pasa nada, la fotografía en que nos vamos integrando como observadores entrometidos, con una cámara que avanza lentamente, casi imperceptible, es un cuadro magnifico que se compara a un exquisito preludio.
Talvez la levedad del conflicto (para nada leve) con que se desarrolla la historia y algunos excesos en los pocos diálogos, como la conversación en el supermercado – lugar vacio, poesía visual – hagan mella en el resultado final. Por otro lado, es un cine en busca del mundo interior de sus protagonistas y ahí nos encontramos con otro bache: nunca superamos la calidad de mirones en una trama en que todo parece ir hacia abajo.
Puede que todo esto dañe los extraordinarios 20 minutos iniciales, con ese otro momento increíble que se desarrolla en el metro. Aún así “Lo bueno de llorar” es para aplaudirla por ser una delicia visual. Bize siempre ha postulado que hace las películas que a él le gustaría ver. Que bueno, sería alucinante encontrarse con una multitud de creadores nacionales, en las distintas áreas, que tuviesen el mismo principio (que en todo caso existe) y que contaran con el mismo nivel de difusión.
Comentarios
Personalmente me pareció que toma el tema de la ruptura de manera intensa y real, como una "antes del amanecer/antes del atardecer" sin edulcorantes.
Una joya, quizás para pocos, pero joya.
Saludos
saludos cordiales.