EDUARDO PARRA: "VIOLETA PARRA INVENTA EL PAÍS".

MATÍAS CORREA
2 / 10 / 2006 1 PM
Lo que hacen Los Jaivas en el disco “Obras de Violeta Parra” es sacarla de esa lectura más política y darle una nueva dimensión a la creación de Violeta, una lectura más universal.

Bueno uno de los aspectos, por ejemplo, de “Obras de Violeta Parra” es que nosotros habíamos hecho no hacía mucho “Alturas de Machu Pichu” donde ya pudimos depositar parte de nuestro conocimiento, de nuestro aprendizaje o, más bien dicho, de nuestros descubrimientos musicales en cuanto a la rítmica, en cuanto a los fraseos, porque eso es lo que hacen Los Jaivas. Es decir: recuperar, transportar los ritmos del folclore, los aires del folclore y la imaginación también subyacente en el continente llevarlo a los instrumentos que usábamos nosotros, que se les puede llamar instrumentos europeos. Entonces esa fue nuestra primera idea, esa fue nuestra idea básica que la empezamos a desarrollar. Después fuimos descubriendo la parte tímbrica que no la habíamos tocado, y eso hace la diferencia musical entre “Machu Pichu” y “Violeta Parra”.
Por ejemplo yo me he dado cuenta que venden a Los Jaivas en todo Internet, hay miles de Internet que venden a Los Jaivas. Entonces yo lo empiezo a recorrer y está considerado, fíjate que no “Alturas de Machu Pichu” sino que, “Obras de Violeta Parra” como cinco estrellas de la música progresiva. O sea: según los estudiosos del rock “Obras de Violeta Parra” es un ejemplo de música progresiva. No así “Machu Pichu”, porque “Machu Pichu” tiene cuatro estrellas. Y yo le encontré razón a esa opinión, a esa ubicación por la misma razón... las razones que te estoy dando ahora: que nosotros en “Machu Pichu” nos dejamos llevar principalmente por el espíritu Nerudiano, por lo que nosotros nos podíamos imaginar del altiplano y de Machu Pichu, que ya imaginaciones habíamos ido teniendo al correr del tiempo y de los temas. Pero lo que pasó, finalmente, es que en “Obras de Violeta Parra” nosotros depositamos todo el conocimiento que teníamos en esos momentos y las ideas que se nos habían quedado probablemente en el tintero en “Machu Pichu”.
O sea, mira lo que te estoy diciendo al final de cuentas: que “Obras de Violeta Parra” está bastante más desarrollado musicalmente que las propias “Alturas de Machu Pichu” en cuanto a riqueza musical se refiere. Por ejemplo en “Obras de Violeta Parra” nosotros nos dedicamos mucho al encuentro de los timbres. Los timbres es, por ejemplo, nosotros inventamos la... Bueno, eso fue ya en “Machu Pichu”; pero los timbre es cuando tú pones, por decirte una tontería o le que sea: una tuba con un violín y un clarinete pero que hacen la misma melodía; entonces eso evidentemente no va a sonar igual que cuando está el violín sólo o la trompeta sola sino que... Eso es un timbre. Tú, a través de juntar un montón de instrumentos... una escuela clave de eso es...
Voy a retomar de otra manera: Nosotros, primero que nada llegó un momento en que nosotros nos sentimos discípulos de Violeta Parra y ese momento fue bien temprano, no nos costó mucho, simplemente... ¿“Gracias a la vida” se llama ese disco? No me acuerdo; no, no se llama “Gracias a la vida”.
“Las últimas composiciones”.

Claro, ese sale junto con... yo, no sé si estoy equivocado pero en ese tiempo “Michelle” probablemente de Los Beatles. Es probable que sean contemporáneos.
Y nosotros todavía en ese tiempo... todavía andábamos de uniforme; ósea que todavía éramos músicos interpretes, de fiesta, covers; no hacíamos creación. Pero eso que no hacíamos creación no significa que nosotros no teníamos nada que ver con la creación ni con el arte, sino que era simplemente que no la hacíamos y todavía quedaba algo de que el grupo Los Jaivas era simplemente... era un hobby para nosotros; era un hobby que habíamos desarrollado. Pero, sin embargo, cuando ya nos damos cuenta de que ya se nos estaba pasando de hobby a serio inmediatamente nosotros tomamos como patrón nacional, así como de la música nacional, a Violeta Parra de todas manera. Discípulos de Violeta Parra nosotros nos sentíamos.
Tomaron como patrona a la Violeta.
Si, como hito nacional y como... Decir, es probable que nosotros teníamos ya en ese tiempo a Gabriela Mistral y a Pablo Neruda también y a Violeta Parra, eran como nuestros pilares, los pilares que teníamos nosotros como...
Tengo entendido que se demoró hartos años ese disco en salir.
Si, pero fíjate tu que eso era lo que te estaba empezando a contar, justamente me pegaste en los cachos; porque resulta que nosotros en... tiene que haber sido en el ’72, lo más probable, era cuando ya Víctor Jara hacía de Ministro de Cultura. Entonces en ese tiempo todo lo que le llaman la farándula musical y cultural evidentemente que de alguna u otra manera se reunía: en festivales; estaba muy de moda como hacer actos masivos en la Alameda que eran, en general, de un cierto corte político pero también eran muy populares y muy simples, a la vez. Ahí participaban todos los grupos de aquella época: Inti-Illimani, Quilapayún, el mismo Congreso o otros grupos que ya se han olvidado: los grupos rockeros: Los Trapos; también participaban: Los Blops por ejemplo y Víctor Jara.
Bueno, Víctor Jara entonces estaba de Ministro de Cultura y si no me equivoco fue en el ’72... lo más atrás tiene que ser el ’71, no puede ser antes. Nosotros decidimos rendirle un homenaje a Violeta Parra, ya que nosotros considerábamos que iba a ser como un puente entre esa generación y las generaciones que vendrían. Nosotros íbamos a ser ese puente, evidentemente, y la idea nos gusta a todos y, sin embargo, fíjate tu que nosotros aún teniendo al Gato como cantante. Que el Gato no era lo mismo que los años después, no tenía el mismo valor, digamos, para Chile; nosotros le proponemos a Víctor Jara hacer “Obras de Violeta Parra”; bueno, no se llamaba en ese tiempo “Obras de Violeta Parra”, se llamaba “interpretemos a Violeta Parra”, era la proposición. Que sé yo... elegimos temas y tu cantai: cantai con el Gato y toda la cuestión. Desgraciadamente o el destino quiso, por decirlo de otra manera, que eso no se llevara a cavo: Víctor andaba un día en Arica, otro día en Puerto Montt, pasaba por Santiago después iba a Valparaíso.
Según entiendo Víctor Jara los increpaba a ustedes por no estar en la izquierda.
Bueno, eso era un vicio de casi toda la izquierda en ese momento; porque nos veían a nosotros y casi nosotros adheríamos muchas veces por razones populares, por sentirnos parte de la patria y, como ahora, por hacerle caso al gobierno porque un gobierno tiene que haber en un país, y debe haberlo. Sin embargo nosotros no adheríamos con un partido político, no adheríamos con razones políticas de verdad. Nosotros nos manteníamos en el plano de la cultura si se puede hacer ese tipo de separaciones; es bien difícil cuando ya se empieza a hablar cultura, política, religión. Al final es todo lo mismo, al final todo está dentro de un mismo saco. Estamos todos metidos en el mismo baile.
Pero siempre como nos increpaban; incluso nos trataron bien mal en ese tiempo los medios de comunicación. Hubo varios... Hay un libro que es del Tito donde habla estas cosas, donde Tito descubre en su investigación, se llama “Frutos del País”, lo que había pasado con muchos grupos. Ósea descubre una etapa del rock chileno que no estaba comentada.
Pero volviendo a la Violeta: ¿Por qué ustedes deciden ser puente?
Porque fíjate tú que las razones son netamente culturales. Es decir, uno: ya nosotros nos sentíamos con ganas de intervenir pero no con prepotencia por supuesto. O sea de intervenir con arte; nosotros nos empezamos a sentir artistas. Comenzamos a sentirnos artistas y comenzamos a desarrollarnos nuestro lenguaje como cualquier artista que se precie tiene que tener un lenguaje, una expresión propia y personal. Entonces nosotros sin estar en contra de nada y considerábamos si que la invasión cultural que venía de parte anglosajona era muy fuerte y nuestros valores, si es que los había, no se reconocían, no se sentían, no se tomábamos en serio. Los valores chilenos.
O sea Chile era un país pa’ la cagada sí: el último país del mundo, qué vamos a andar hablando huevadas y qué vamos a andar haciendo cosas.
Y que absorbe todo...

Claro, es decir en el fondo era el pensamiento muy popular. Probablemente habían, los políticos especialmente y otros grupos o artistas que tenían una idea muy clara; pero nosotros veíamos que por muy claras que tuvieran las ideas no había un panorama exquisito, rico, en cuanto a la música. ¿Por qué en cuanto al arte? Pensábamos nosotros.
Yo también, tú sabes que a mí me ha gustado siempre la literatura, y o he expresado un poco más o menos esa misma filosofía, si se quiere, en la literatura. Pero la máxima expresión de nosotros iba a ser Los Jaivas. Entonces nosotros nos tomábamos en serio el terreno de la música que todavía estaba mucho más vilipendiado que la literatura, porque por último en la literatura ya Nicanor Parra había asomado la cabeza hacía rato; es decir Neruda: teníamos dos Premios Nobel y dos Premios Nobel pero de lujo: Habíamos empezado con Gabriela Mistral que tenía todo claro, después llegó Neruda que más claro tuvo las cosas todavía y bueno, por eso mismo, sentíamos muy cerca a Violeta Parra porque Violeta Parra se representaba como muy humildad así: que la guitarrita, que Chile y la cueca y que sé yo.
Entonces nosotros decidimos que íbamos a ser un acorde de paso para poder incrementar y hacer crecer nuestra propia cultura nacional. Que nosotros la contemplábamos, te repito, en ese momento y sinceramente no veíamos así un cuadro muy halagador. La crítica musical no existía y si la había seguramente, es que ya ni me acuerdo del nombre, un crítico en El Mercurio que hablaba de Mozart todavía y esa cuestión. Entonces como que nadie hablaba de nosotros. No de Los Jaivas sino que de nuestro país: era muy difícil; y que hablaran de Los Jaivas olvídate... No había una crítica desarrollada de música popular en Chile. Olvídate del rock. De nada a final de cuentas. Entonces nosotros sentíamos esto, sentíamos y lo comparábamos además con cosas que nosotros ni conocíamos. Porque podíamos pensar en Europa pero ninguno de nosotros había estado en Europa, habíamos tenido ciertas influencias y estudios de la poesía francesa, que sé yo, inglesa; y de Buenos Aires sabíamos, más que nada sospechábamos, como que había un movimiento, se notaba que había algo en Buenos Aires y no nos equivocamos después cuando nos fuimos; porque inmediatamente nosotros empezamos a ser tratados como a nosotros nos gustaría que hubese sucedido aquí en ese tiempo.
No ni bien ni mal, pero el tratamiento me refiero yo que existiese una crítica de verdad y que no dijeran: puta que son bueno estos huevones; una cuestión así porque... Que se hablara en términos reales, musicales y que se tuviera conciencia de algo ¿viste? Ya, por último: No me gustan porque aquí son todos rockanroleros y se acabó la cuestión. ¡Pero que dijeran algo! Aquí no se decía nada.
Entonces ese afán nosotros y yo me he sentido siempre un poco inventado al país. Creo que este país no había estado inventado, no se había tenido la imaginación; creo que los artistas varios hemos colaborado a inventar Chile, o a descubrirlo o a redescubrirlo; o que sé yo cómo se podrá decir. Pero en todo caso nosotros decidimos la tradición; o sea, tomamos a Violeta Parra como parte de la tradición nacional. A nosotros no nos sacaba nadie de la cabeza eso.
Por lo tanto, entonces, nosotros nos sentíamos discípulos seguidores de la tradición y debíamos continuarla, perpetuarla, y fue así entonces que decidimos proponerle esto a Víctor Jara pero nos falló; nos falló y eso y después falló todo el país: después quedó el despelote, no faltaba mucho así que tiene que haber sido en el año ’72, lo más probable; no faltaba mucho para que se pronunciaran los militares con su golpe y ahí entonces quedó la diáspora y se pudrió todo por un momento largo. Pero, entonces, ya ves tú como bien tú dijiste la idea no nos había dejado, o sea estaba: la retomamos en Francia.
¿En ese tiempo ya tocaban temas la Violeta?

No, fíjate tú: tanto alarde de hacer la obra y todo pero nosotros no tocábamos temas de Violeta Parra. Vinimos a tocar temas de Violeta Parra cuando decidimos hacer el taller. Nada más. Pero sin embargo yo creo que habían funcionado en nuestros cerebros ya la idea había germinado, había germinado y estábamos.. Porque cuando, me acuerdo que empezamos a trabajar la obra salía... era muy copiosa la imaginación. Era copiosa, o sea no nos costó mucho hacerlo.
Es un disco largo también.

Sí, un disco larguísimo. Evidentemente que nos demoramos... Lo que pasa es que “Machu Pichu” es como una cosa mágica. Se produce ahí el arte de magia porque nos demoramos tres meses; tres meses desde que decidimos hacerlo hasta que estamos en las ruinas grabando el video. O sea que en el fondo en hacerlo y grabarlo nos demoramos menos de tres meses.
¿La imaginería que ustedes tenían de la Violeta en ese momento, además de tocar sus temas: cómo la veían a ella?
A ella como ser humano nosotros no la vimos nunca, salvo los pelambres nacionales: que aquí, que esto, que lo otro: que los chiquillos, que el Pedro Messone y toda la cuestión.
Pedro Messone... hay cahuín ahí.
Sí, ¡Si pololearon!
Se mató por él dice el cahuín.

A bueno; ahí yo no sé si le habrán achuntado bien; ahí yo no sé. Pero era el rumor más grande que se corría en ese tiempo. Ahora, de que fueron pololos eso si está claro. Porque en el fondo todo Chile sabía que ellos andaban en giras por el sur juntos que sé yo... Claro, yo tampoco lo puedo asegurar así con pacto de sangre porque ahí entro en el pelambre nacional no más. Pero en todo caso la personalidad de Violeta Parra siempre... No fue una personalidad sencilla así... La imagen de las primeras fotos de Violeta Parra quizá, pero uno no se podía quedar en eso: cuando sale de china con una guitarrita. ¡No! Esa imagen posteriormente se borra ya porque ella tenía un rostro más duro, ¡era un poco así casi maldita! Es decir: daba susto estar con ella.
Hay unas grabaciones en que aparece como inca antiguo, como indio milenario.
Claro.
Bueno, una vez... la única vez que yo me la topo, así, en vivo y en directo fue en el Cap Ducal, en Viña del Mar, que en ese tiempo el Gitano Rodríguez tenía una peña. El Cap Ducal se había convertido en una peña folclórica y, por supuesto, una vez estuvo invitada Violeta Parra. Entonces claro, ya nosotros, varios de nosotros, asistimos a su concierto y ella estaba en el bar me acuerdo, en el intermedio. De una tocada de la peña entonces había bar y todo eso. Yo me acerque a ella y ya tiritando, y eso que yo no era tan chico, yo tenía que se yo 20, más de 20 seguramente. Se me ocurre decirle: “¡Yo también soy Parra!”; y ella me queda mirando ya pero con una cara terrible y me dice: “Tengo tantos parientes”. (risas) A mi se me derritió el baso. Ese fue todo el diálogo, hasta ahí llegó el diálogo y yo como con el baso me fui yendo por el bar medio como arrastrándome.
Pero sin embargo y evidentemente a nosotros no nos iba a interesar el pelambre nacional ni tampoco su personalidad como persona.
Lo digo por la cantidad de información que se corre de ella, que uno no sabe si es verdad y que la colocan en un lugar de privilegio en la imaginería popular.
Sí, claro. De todas maneras yo no recuerdo que Violeta haya estado en ningún escándalo que no me acuerdo yo, a lo mejor tú sabes, pero, si bueno: se mandó el único escándalo de su vida: se suicidó.
Pequeño escándalo.
Pequeño escándalo. Un pequeño y único escándalo. Pero yo no recuerdo a una Violeta... no se podría hablar de una Violeta escandalosa; sería injusto: sería muy injusto hablar... tratarla así.
¿Pero cuanto de este mito y de esta realidad existe?

Yo creo que de todas maneras... Es decir, si nosotros finalmente no desistimos de nuestras intenciones y logramos finalmente interpretar a Violeta Parra era porque para nosotros era una necesidad y consideramos así que para la patria era una necesidad. O sea, dejar claro que la generación nuestra, que los jóvenes en este caso, tenían muy claros los valores nacionales y, entonces, se trataba de un valor nacional que había que respetar, como te dije: que había que perpetuar y que había que tenerlo muy claro todo eso. De alguna u otra manera nosotros tenemos que haber contribuido en... Mira tú, como te decía, que ahora está como un disco de música progresiva, importante música progresiva.
Ese disco, por lo que aparece en la Biografía de Los Jaivas, dice que no dejaron nada al azar; es el primer disco completamente compuesto de manera íntegra.
Claro, que yo te decía... en el fondo lo que yo te decía que “Machu Pichu” es casi todo lo contrario. En realidad “Machu Pichu” es más mágico que ahí el azar jugaba un papel importante y lo jugó. Lo jugó porque “Machu Pichu” se da, y uso una vez más la palabra: mágicamente; se da en términos inexplicables. En cambio “Obras de Violeta Parra” no. “Obras de Violeta Parra” somos obreros de la música en ese caso; porque estamos súper concientes de lo que estamos haciendo. Al contrario de no querer equivocarnos, que también podía existir esa tara, es decir nosotros, como yo te dije también, depositar todos nuestros conocimientos musicales y, más que todos nuestros conocimientos musicales, todo un espíritu que tenía que haber ahí, que tenía que dejarse ver. O sea íbamos a ser más chilenos que nunca pero progresivo. Progresivos: o sea íbamos a avanzar, íbamos a entregar algo más para la patria. Porque nosotros sabíamos que nosotros éramos paisajistas, ya lo habíamos comprendido, habíamos presentado a la patria un paisaje tanto geográfico como histórico.
En el tema, por ejemplo, “Arauco tiene una pena” ahí hay relatos históricos. Es decir: hay un tema español, no cierto, con trutrucas. O sea: se mezcla todo; hay una mezcolanza de todo, no solamente de los instrumentos del folclore con los instrumentos europeos. No solamente las voces autóctonas del continente con las voces europeas, sino que también un pensamiento: una imaginación.
¿Qué pasó en ese momento que sacaron ese disco, que dijeron ahora sí?
Bueno, no pasó mucho con el disco.
¿Pero por qué lo decidieron hacer en ese momento?

¡Ah! Porque resulta que “Alturas de Machu Pichu” nos abrió el apetito: por fin habíamos hecho algo que estaba a la altura de que nosotros pensábamos hacer nuestra música. Neruda nos había dado la mano por una parte, pero nosotros también le habíamos dado la mano a Neruda haciendo cantar a todo Chile “Sube a nacer con migo hermano”; cosa de como me dijiste tú algo de que mucho se puede conocer a un personaje pero de repente nadie conoce nada. Neruda era un mito también porque a duras penas todos decían, por bromear en la calle: “Puedo escribir los versos más tristes esta noche”; y de ahí olvídate: el 90% de la gente no pasaba más allá.
¿Lo de la Violeta tiene que haber sido similar en ese momento?

Bueno, lo que nos interesaba a nosotros era que nosotros veíamos la riqueza en Violeta Parra, nos imaginábamos también. Ella había tomado tópicos importantes de lo que se podía llamar la cultura nacional. Por ejemplo “El guillatún” que representaba un ritual mapuche y otros temas; que representaban mucho para Chile. Entonces con nuestro acervo, que habíamos ya ido recopilando nosotros, quisimos entonces... Es por eso que es progresivo, se le llama progresivo a ese disco, porque resulta que la canción sirve como pretexto para hacer muchas otras cosas, para desarrollar muchas otras cosas. No solamente un teclado ni toda la música sino que también ideas musicales, ideas culturales.
Retomo el caso de “Arauco tiene una pena” y todos los temas. En todos los temas nosotros ponemos de nuestra cosecha y mucho de nuestra cosecha, pero evidentemente es ahí donde encontramos la riqueza porque Violeta había paseado por todo Chile y había tenido el interés de interpretar a Chile en sus creaciones o sus canciones; entonces desde ese punto de vista nosotros íbamos a hacer lo mismo: íbamos a tomar, por ejemplo, “Mañana me voy pa’ l norte” entonces ya sabíamos que instrumentos teníamos que tomar, lo que decía la letra nos iba guiando.
¿Los temas los eligieron por lo que significaba para el país cada tema?
Los elegimos un poco a nuestro gusto, principalmente a nuestro gusto. O sea, por ejemplo “El gavilán”... “El gavilán” nosotros no lo conocíamos y mucha gente no conocía porque lo hizo Violeta en Europa y quedó en una grabación, en una cinta en la casa, lo tenía el Ángel y la Isabel. Ahí estaba. Nosotros lo conocimos recién llegando a Europa, ni siquiera a París. Nos dijeron: “¿Oye, ustedes han escuchado 'El gavilán'?” “No. ¿Qué es esa cuestión?” Y lo escuchamos. La primera audición en Villa Ritz.
¡Nos quedamos espantados! ¡Nos encantó! Y desde ese mismo momento quedamos con la bala pasada y dijimos: “¡No! Esta cuestión la tenemos que interpretar: ¡Esta cuestión es jaiviana! ¡Totalmente jaiva!” Así que cuando llegamos a hacer el arreglo no nos costó mucho, estábamos cargados de energía y de ideas musicales. Nosotros “El gavilán” es el único tema que está casi compás por compás.
Por ahí creo que le agregamos re poco, muy poco.
Es impresionante: porque lo que hace la Violeta con su guitarra y su voz...

Lo hacemos todos nosotros.
Y es muy similar: en las texturas...
De eso se trataba. Se trataba de eso pero que nosotros sabíamos cuando dos teclados, más la guitarra y la batería hacen: tananán. Iba a salir mucho más pesado y más conflictivo; mucho más incisivo, fuerte. Que es lo que pasó al final de cuentas con ese tema.
Gastón Soublette me dijo que: “Los Jaivas, además de otras cosas, tienen la profunda gracia de haber recuperado esa canción”, desde las profundidades, de las penumbras de un cajón.

Bueno, sí.
Él dice que fue un excelente trabajo de recuperación.

Bueno, al final “El gavilán” de Los Jaivas es prácticamente una trascripción. Prácticamente. Yo te digo que... Bueno, esa fue la idea y nosotros no queríamos tocar la partitura, digamos. Si lo hicimos, yo no me acuerdo ni por qué ni cuándo ni dónde porque yo sé que nosotros le agregamos, por alguna razón musical por supuesto; le tuvimos que agregar por ahí... Pero no te creas que son muchos. En proporción no es ni el uno por ciento de lo que se le agregó. O sea son unos miserables compases. O sea, se puede decir con muy justa razón que es una trascripción, para no hacerse tanto problema.
Para él lo más valioso de ese justo es eso.

Fíjate tú. Bueno, para muchas personas también: los impresionó mucho, impresionó mucho “El gavilán” a mucha gente. Yo no sé por qué en realidad porque, es decir: si, a mí me gusta, me encanta escucharlo también; pero también me agrada mucho escuchar “Arauco tiene una pena” porque me encanta; es muy buena. Bueno, hay varios temas que no dejan de ser. En el fondo nosotros nos consideramos realizados en ese disco. Hicimos algo que quisimos en realidad.
En “Arriba quemando el sol” hay una influencia, a propósito, de Ravel: del “Bolero de Ravel”. Entonces vamos... ¡La caja se confunde con la caja de Ravel! ¡Si son prácticamente la misma! Es que no se da cuenta uno, pero si tú las comparas yo diría que son casi iguales, en la partitura estoy hablando. Y si no son iguales, Gabriel tenía la orden del director de que se parecieran en grado superlativo.
¿Y quién era el director?
No nadie... Bueno, en realidad te voy a confesar que “Arriba quemando el sol” la idea del “Bolero de Ravel” es mía en todo caso y el tema lo comienzo yo. Yo tengo una gran participación en ese tema, porque era yo el que tocaba el piano al principio. Pero después yo le paso el piano a Claudio por razones obvias y yo me pongo... Es que hay dos pianos ahí: hay el piano principal y uno que se meta acompañando; ahí yo estoy con un Fender. Pero después yo me comprometo con el Mugg en los solos; que son unos solos muy atonales.
Juanita me comentaba que de ese disco el que más le gusta es ese tema, le recuerda mucho cuando era niña.
Si... Lo que pasa es que los niños en ese tiempo andaban leseando en la casa y de repente: ¡Guuaaa! Y no era el niño o la niña: eran los niños y eran como once; entonces cuando entraban los enanos a la pieza de la música quedaba el despelote. Porque al principio, por supuesto, entraban en puntillas de pie pero después ya tenían los palillos en la mano, estaban metiendo la mano en el teclado.
La Fresa, por ejemplo, era la que se metía en mis teclados. Cada uno elegía los instrumentos del padre y porque además se peleaban: la Juanita estaba dispuesta a matar si alguien tomaba la batería. De repente, por ahí, se la prestaban, se cambiaban: pero era muy raro.
Volviendo al disco: Hace un rato me decías que considerabas que ese era el disco cumbre Los Jaivas.
Bueno, lo que yo más quise decir era que en realidad habíamos depositado muchos de los conocimientos que habíamos recuperado nosotros a esa fecha. Es decir, para nosotros el estudio comienza antes del “Volantín”. Antes del “Volantín” nosotros habíamos hecho la famosa “Country Joe MacDonalds” que le llamamos nosotros, que está en “La Vorágine”. Ahí en el despelote ese.
Es demasiado, es como ya no tiene parangón: no tiene nombre esa cuestión. Es la época más amplia del grupo donde, en plena, buscando de ahí van saliendo... ¡Es terapia esa cuestión! De ahí van saliendo, vamos descubriendo nosotros qué podemos hacer: ¡Que vamos a hacer en el futuro al final de cuentas! Hasta llegar a una canción formal como lo van a ser después.
Pero volviendo a lo que me decías del disco de la Violeta.
Es decir: pienso yo que es verdad que siempre uno tiene una obra cumbre. Eso es cierto y sinceramente, ya si tuviéramos que elegir, yo preferiría que fuera “Obras de Violeta Parra” antes de “Machu Pichu”.
¿Por qué? Yo personalmente disfruto mucho escuchando “Machu Pichu”.

Es que es más livianito también “Machu Pichu”. Es más breve también: es más breve, es más liviano en general. “Antigua América” en “Machu Pichu” es inolvidable, es un tema... Ahí en “Antigua América” es uno de los temas donde se deposita mucho nuestro conocimiento musical de la época. Bueno, de hecho el nombre no había dado el plato servido Neruda con la “Antigua América”; nosotros estábamos en nuestra salsa. Más encima en el estudio había un clavecín ¡Imagínate! No lo pedimos nosotros, lo encontramos en el estudio y dijimos: “Lo está diciendo: Tiene que ser con clavecín esta cuestión”. Porque al principio... originariamente era con piano porque nosotros no usábamos clavecín en la casa. Por lo tanto toda esa parte es con piano... Pero el clavecín, es decir...
¿Y por qué te parece que “Violeta” es más cumbre?
¿Que “Obras de Violeta Parra” es más cumbre que “Machu Pichu”? Porque... Bueno, mira es decir incluso en “Violeta Parra” estábamos más coartados, por usar una palabra, puesto que teníamos la música y la letra. Por lo menos en Neruda teníamos la letra y la música corría por cuenta propia pero aquí estábamos jodidos porque teníamos la música y la letra.
Pero yo insisto en que los conocimientos que nosotros habíamos adquirido hasta ese momento no los habíamos depositado con tantas ganas y con tanta amplitud en ninguna otra obra que no sea en esa. Y ahí yo creo que quedamos vacíos. Bueno, vacíos entre comillas ¿no? O sea que no dejamos nada en el saco. Si después íbamos a hacer algo íbamos a tener que referirnos a esa obra. Aún así después se hicieron cosas que... Siempre hay un futuro promisorio. Es decir, cuando empezamos ya... Porque hay que contar que “Violeta Parra” está hecho todavía en el tiempo análogo; todavía no era la era digital, no comenzaba.
Entonces cuando comienza la era digital comienza la era de los teclados; coincide un poco con la new wave. Un poco, que la new wave es la época de la erupción de los teclados. Los grupos new wave se destacan por se casi puro teclado; mucho teclado junto con la guitarra. Y la guitarra eléctrica con distorsionador tiende a desaparecer por razones obvias puesto que había hecho de las suyas durante como doce, catorce años; ya le habían hecho cualquier cosa. Entonces: claro: le correspondía el turno a los teclados. La guitarra no iba a desaparecer.
Es decir, nosotros después descubrimos ciertas cosas con los teclados modernos por que, al final de cuentas, a nosotros, a mí particularmente y a todos en todo caso, nos gustaba descubrir la atmósfera del tema. Entonces mi participación en el grupo, al final de cuentas, es mucho de eso. O sea que: el tema está, está todo el tema pero si yo hago esto y esto otro entonces como que el tema queda envuelto en una burbuja, en una atmósfera que le corresponde al tema pero que si tu se la sacas; es decir como que el tema queda más esquelético. Mi misión en el grupo ha sido siempre como de darle la atmósfera que le corresponde: descubrir la atmósfera que le corresponde al tema.
Es así como el trabajo en “Violeta Parra” lo hicimos de esa manera; o sea buscando lo que más se le ajustara.
Pero en la música de Los Jaivas hay muchas posibilidades, hay muchos caminos, muchos senderos.
¿Y la participación de Isabel en el disco? Tengo entendido que ella quiso participar y propuso “Un río de sangre”.
Lo que pasa en realidad es que nosotros los invitamos.
Bueno, empieza una relación más directa con ellos. No era que no nos conocíamos, nosotros ya nos conocíamos desde Chile; nos habíamos conocido acá en los tiempos de la Peña de los Parra. Allá ya éramos amigos y, en el fondo, somos hasta parientes. Hay unos Parra, como Ángel Parra, que les importa un bledo esa cuestión. A la Isabel le parece que es bueno y a mí también. Porque es verdad, si es una cuestión evidente; es decir: somos parientes. Claro, no seremos primos hermanos ni tío abuelo ni nada pero al final de cuentas todos nos topamos: en el árbol genealógico... es decir: está claro.
Ahora, ahí también hay algo que estaba en germen en nosotros porque, claro: nosotros no nos íbamos a jugar el todo por el todo por el apellido. Por ser Parra. Pero sin embargo hay algo de eso. Ósea, lo que hay de eso es la historia de nuestro país; porque hay una coincidencia muy grande que justamente el apellido ha estado metido en compromisos culturales muy enormes en este país: el caso de Nicanor Parra, de la Violeta; ahora nos tocó el turno a nosotros también.
Ella propuso el tema...
Si, ella propuso el tema porque nosotros ese tema creo que, incluso, no lo conocíamos. Y si lo conocíamos no estaba incluido. Ella propuso el tema y nosotros estuvimos de acuerdo. Es un tema... Seguramente, es probable que sea el tema más político de todo el disco pero sin embargo es un tema bonito fíjate. No es un tema magramente político, ni político por político, sino que eso es lo que tiene Violeta Parra que, en realidad Violeta Parra nunca fue magra en la cuestión de la canción. Yo creo que sobre todas las cosas ella fue folclorista y creadora. La cuestión política queda como secundaria; más secundaria y terciaria queda en el caso de Los Jaivas. Nosotros nos interesamos menos todavía porque, al final de cuentas Violeta no... Yo nunca la vi como suscrita así... activista política. ¡No! Nunca la vi así yo.
Yo siempre pensé que ella era una artista nacional, un hito artístico nacional, un hito cultural de nuestro país. Siempre pensé eso; no pensé en otra cosa, no me influenció por otras razones.
Guardando la pureza, Los Jaivas han sido o tratado de ser muy puristas en ese sentido de la razón, la razón por la cual nosotros hacemos la música; la razón cultural... la razón artística por sobre todas las cosas. Por mucho que de pronto se pretenda mezclar... Hay ámbitos y ámbitos de todas manera: no se puede confundir la política con el arte. De repente el arte se puede parecer mucho más a la religión, pero no a la política.
Ahora, aunque no está en mis manos la capacidad de extender esta discusión, me parece que si la política y el arte van muy ligados; pero no a la política partidista.
Si, porque claro ahí hay que empezar con las definiciones.
Y desmenuzar...
Desmenuzar y estudiar por sobre todas las cosas. Pero digamos: desde el momento en que el arte es un quehacer humano. Ahora, el tener una convicción de la manera de vivir, de como vivir y de que forma, vamos a repartir las riquezas que nos corresponden. Ese también es otro arte; es decir, es otra manera de hacer.
Es verdad que uno no tiene que confundir las cosas, sin embargo están mezcladas muchas veces pero yo pienso que hay ciertos límites que condicionan porque... decir. Nosotros no hemos llegado a ninguna conclusión como artistas, jaivas así, no hemos llegado a ninguna conclusión porque no se ha cerrado el proceso. Es decir: ¿Qué es patria? ¿Qué es la cultura? ¿Hacia dónde estamos comprometidos? ¿De adonde venimos? Por eso que yo hablo de inventar un país porque resulta que nosotros no veíamos que... no nos sentíamos en una constitución. Nos sentíamos simplemente en un desorden, en una anarquía total.
En ese sentido, Violeta Parra de alguna manera inventa el país.
Si claro, eso es lo que yo...
¿Descubre o inventa?
Bueno, para mí en todo caso las dos razones van muy juntas: uno siente la necesidad de inventarlo y de descubrirlo. Uno anda tratando de saber de que se trata, de descubrir. Al final de cuentas si no lo descubrimos lo inventamos.
¿Pero Violeta Parra descubre este país, inventa este país?

En parte sí, en gran parte sí. Es decir propone lo que se podría llamar la chilenidad. La chilenidad está en muchas partes; está también en los huasos que andan con espuelas pa’l 18 y la cueca. Pero sin embargo nosotros nos dimos cuenta que tenía que haber algo más; es decir que no era suficiente, que faltaba sabe mucho más. Por eso que nosotros nos jugamos por el continente. Porque vimos que había habido y había civilizaciones y habían étnias que estaban conviviendo con... que estábamos conviviendo. Pero que sin embargo nadie sabía nada de eso y sin embargo eran reprimidas esas étnias de una manera feroz muchas veces. Entonces, es decir, ya viste que por una manera de actuar es la manera política y la manera es la manera como de ingerencia no más. O sea de, bueno, los gobiernos todavía tienen problemas con ese asunto y no lo han podido solucionar.
En cambio yo creo que de una u otra manera nosotros hemos solucionado a nuestra manera ese punto. O sea de que se puedan integrar a nuestra sociedad, que nosotros también nos integremos y comprendamos más sus culturas; esas culturas: su manera de pensar. De un pensamiento perdido: o sea a la búsqueda de un pensamiento perdido. Claro: en busca del pensamiento perdido. Es ha sido en el fondo nuestra misión última. O sea, buscar ese pensamiento subyacente que debe existir en América; un pensamiento que quedó subyugado y oculto después de la conquista y que de repente tiende a aflorar por aquí y por acá hasta el día de hoy; y que hasta el día de hoy de ha seguido reprimiendo y que hasta el día de hoy de ha seguido ignorante con respecto de eso, no se ha querido aprender. Entonces nosotros, por eso mismo, consideramos que cada tenía que colaborar con un granito de arena, de hacer el mínimo que podría hacerse al respecto de eso. Nos consideramos inmediatamente discípulos de Violeta Parra y consideramos que nosotros deberíamos ser un puente para las nuevas generaciones.
Y lo que me decías el otro día por teléfono: que le pusieron “Obras de Violeta Parra” porque consideraban que ustedes eran obras de Violeta Parra.

Claro. Es porque en realidad uno siempre tiene que tener un sustento y una idea antes de... Generación espontánea nosotros pensábamos... Buscamos por todos lo medios y a través de todas las artimañas posibles poder contactarnos con un mundo subyacente, con un pensamiento subyacente, con algo que no estaba a las claras aquí; no estaba a la superficie. Entonces al encontrar estos datos que, como te nombré, son Gabriela Mistral, Neruda y Violeta Parra fueron para nosotros los referentes máximos en nuestro camino a la chilenidad y hacia lo americano, hacia lo continental y por ende hacia lo universal.
Con el disco “Violeta Parra” tú dijiste que no había pasado mucho.
Creo yo que quedó... Bueno, desde su aparición no pasó mucho. En cambio, como te decía yo ahora, gente que no tenía nada que ver lo tienen ahí en el Internet como cinco estrellas en la música progresiva. No hay muchos discos con cinco estrellas en la música progresiva.
¿Por qué gente que no tiene nada que ver?
Yo encuentro que es fantástico... “Nada que ver”, a lo mejor se me escapó eso...
¿Porque son otra generación?

No sé porque te lo habré dicho. En todo caso yo encuentro que está bien que se diga eso... ¡Ah! ¡Nada que ver debo haber dicho yo porque resulta que es el colmo! ¡Si a Los Jaivas nos venden hasta en Chino en el Internet y nosotros de adonde! No tocamos un peso de eso nosotros. Nada, eso es pirata: son los piratas.
¿No sé si tiene una visión de lo que está pasando hoy en música en Chile lo últimos años?
Más o menos, depende. Tengo si... Lo que sí que yo tengo claro en un auge: una auge de la música, un auge musical como nunca se había visto en este país.
Porque hoy día, entre comillas, está de moda o se usa mucho decir que la Violeta Parra fue una tremenda música, incluso hay quienes dicen que somos todos hijos musicales de la Violeta Parra: ¿Eso será tan así? Sobre todo cuando hay tanta gente que hace música que tiene un sonido más bien anglo.
Bueno, digamos... Por lo menos bueno está decirlo porque en el caso de nosotros fuimos unos de los pocos que lo dijimos en nuestra generación. No estaba claro, aunque nosotros influenciamos bastante porque éramos seguramente no un caso único pero casi un caso único. Entonces es decir... Pero, está bien, ósea se logró el objetivo: Violeta Parra quedó como un icono de la cultura nacional, eso sí. Entonces así sea que las nuevas, los más jóvenes, lo repitan como loro no importa; no importa que sea así: mejor que sea así a que no sea.
Es contradictorio también desde un cierto punto de vista que... Pero actualmente también con Los Jaivas pasa un poco lo mismo. O sea como que en general son respetados por todos los géneros musicales y por muchos ámbitos del pueblo chileno, de la cultura nacional; son muy respetados así la gente haga todo lo contrario que hacen Los Jaivas, por ejemplo; justamente. Y creo que con la Violeta se tiene que dar ese caso.
¿Esa gravitación en lo musical se nota de parte de lo que es la Violeta?
En la Violeta si, dio música; pero principalmente dio canciones, letras y espíritu. Dio principalmente espíritu. Sus recopilaciones le enseñaron también al pueblo a que esa acción de recopilar. Ese respeto de buscar, ella ya buscó una tradición; trató de rebuscar, de escarbarla en el territorio nacional.
Entonces a nosotros nos interesó, me acuerdo yo, cuando se decía porque nosotros nunca le seguimos los pasos así como fanáticos y como fans; seguramente como fans y como fanáticos pero en otro nivel: más tranquilos, más de salón. Sin embargo todo el mundo se enteraba de lo que ella estaba cumpliendo, de las acciones que estaba haciendo. Yo no puedo ni imaginarme; ósea: me he imaginado muchas veces, la he visto por ahí en el sur en unas casas con unas señoras. Como pasó: con la señora tanto, que la guitarra traspuesta y todo esas cosas que nosotros incluso, bueno, las llegamos a saber pero tampoco las adquirimos como lenguaje musical de Los Jaivas. En cierta medida si pero no como lo hacía... Nosotros en realidad somos recopiladores pero un poco más de la imaginación: recopiladores de la imaginación.
¿Entonces el lenguaje musical de Los Jaivas no está muy influenciado por lo que hizo Violeta?

Está influenciado en cuanto debería existir un espíritu nacional y ese espíritu nacional era el que había que captarlo, el que había que ponerse las antenas: había que inventar todo un sistema, había que inventar la máquina para captar el espíritu nacional. O sea: Cómo lo íbamos a captar, cómo tenía que ser todo el sistema, hasta llegar hasta la antena final que era la que iba a captar. Nosotros hicimos el trabajo en profundo, o sea: nos psicoanalizarnos. Ese psicoanálisis de “La Vorágine” es terrible; es decir ahí todo pa’ afuera, así: ¡Papapaaa! Y aquí vamos a ver, después vemos: después vemos lo que hacemos: primero todo pa’ afuera.
¿Sabía que la canción “Gracias a la vida” fue elegida por un jurado como la canción más importante del Siglo XX en Chile?
Sí. ¿Pero no fue el Canal Nacional?
Lo del Canal Nacional fue ahora. El año 1999 se eligió la canción “Gracias a la vida”.
A, si: creo acordarme de eso.
Se volvió a repetir el caso del Canal Nacional. Le dieron el premio a la misma canción.
A mí me parece bien porque, digamos, tenía que estar Violeta Parra presente en todo este juego. No podía no estar. Ya ves tú que estaba presente, tú me dijiste recién que los jóvenes la tenían presente así hicieran una música que distara mucho, incluso, hasta de lo nacional. Bueno, debe estar presente en lo nacional: como ella es un hito, un icono en la música nacional entonces tiene que estar siempre presente. De hecho.
Los Jaivas en un momento decidieron hacerlo pero después ni antes volvieron a tomar las cosas de la Violeta.
No, porque como que nos dimos por recibidos, como por pagados. Y es verdad porque es una obra larguísima donde, ya te expliqué ya, que nosotros habíamos depositado prácticamente todo el conocimiento que teníamos nosotros adquiridos en ese momento como proposición musical. Que tampoco era nada nuevo, si lo único nuevo quizá era que nosotros usábamos timbre obviamente que no se habían escuchado nunca porque, que sé yo: un charango con una trutruca. Bueno, de hecho, por ejemplo: que la trutruca la tocáramos dentro de un piano de cola: eso era una novedad muy grande.
¿Lo usaban como caja de resonancia?
Claro, y era re divertido porque tu tocabas la trutruca y sonaba así como ya en las montañas. La amplitud, la altura y todo eso. Ese fue el primer descubrimiento que hicimos: la trutruca en el piano.
Bueno, hubo varias cosas como por ejemplo las cuartas y quintas paralelas que son los sonidos de las tarkas cuando suenan juntas. Todo eso era trabajo de trasposición del sonido autóctono a un piano, a todos los instrumentos europeos. En definitiva, es decir: esta cultura, si bien es cierto ahora está tan abierta, ahora hay una amplitud, ahora hay un mirar hacia todas partes, la juventud se universalizó así como hasta demasiado. Siempre en realidad yo le vi un poco eso a Chile, desde que nosotros pertenecíamos a esa juventud nacional siempre había un mirar hacia el exterior que a mi no me disgustó nunca, no me disgustó; pero tampoco... o sea nosotros preferimos optar por lo que hicimos nosotros.
¿Y esa canción “Gracias a la vida” qué tiene? ¿Por qué llega a ganar un concurso de televisión y un jurado que la elige como la canción más importante?
Bueno, la canción es profunda y es bonita canción: es una canción de Violeta Parra. De todas maneras eso.
Pero llega a ser un himno de abrazar a la vida por lo más simple que pueda existir.

Sí claro. Bueno claro es verdaderamente un himno a la existencia. La existencia no es lo mismo que la vida al final de cuentas. Hay una diferencia entre vida y existencia, porque existir es existir en este mundo pa’ nosotros, la vida abarca así el infinito al final de cuentas: la plenitud de las galaxias, de todo el universo al final de cuentas. La existencia no deja de serlo, por supuesto; pero como que yo encuentro la existencia un poco más doméstica que la vida.
Ese disco de la Violeta que ustedes hicieron no ha pasado a la historia como lo pasó “Alturas de Machu Pichu”, como pasó, claro, “Todos juntos”.
Si fíjate tú que ese disco... Sin embargo todos lo conocen y todos lo respetan mucho. O sea no es que haya quedado así como de lado, como diciendo: “Bueno, pucha que son buenos Los Jaivas pero ese disco no lo vamos a escuchar, lo vamos a dejar en el olvido”. No, felizmente no pasó eso. Probablemente no tuvo la promoción ni tuvo el impacto, nada que ver con “Machu Pichu”, pero ha calado profundo también, ha calado muy profundo. Nadie... en realidad tú tienes razón: nadie habla mucho de ese disco, y vuelvo a insistir sobre que si yo lo encontré en el Internet me desayuné, puesto que lo encontré con cinco estrellas como música progresiva. O sea al lado de todo lo que tu quieras llamar música progresiva, de todos los países del mundo.
Entonces es un gran avance para la música nacional. Sin embargo queda... Eso es curioso, como que queda oculto así en las paredes nacionales. Yo me he dado cuenta de eso, de que la gente no habla mucho; pero de pronto sale uno que otro que lo mencionan: lo tiene como un disco bien sagrado a final de cuentas del cual ni siquiera se habla.
“El guillatún” a mí me sorprende porque hay un momento llegando a la tercer o cuarta estrofa en que Claudio arremete con un piano que va subiendo y bajando y una tormenta atrás... tremendo.
Claro, en “El guillatún” también, aún así que en “Danzas” que es anterior, nosotros habíamos usado ya un coro de trutrucas, consideramos que “El guillatún” nos iba a permitir desarrollar ese coro mucho más todavía, que es como empieza: viste que empieza con un acorde abierto; y sigue: ese es un coro de trutrucas que... El coro de trutrucas ya pertenece absolutamente a Los Jaivas en cuanto a la música nacional. Probablemente se escucharon en los guillatunes auténticos en la Araucanía pero, digamos, nunca habían trascendido a un disco, a la música nacional, a ser escuchados en una radio o en un concierto.
Nosotros nos comprometemos con Violeta Parra porque creemos en el espíritu nacional; porque ella, ya lo repito: es un icono de la música nacional y nosotros contribuimos a ser un puente en las generaciones. Consideramos de absoluta utilidad y absolutamente necesario hacer ese puente; no podíamos dejar pasar esa oportunidad: estábamos fritos, había que hacerlo; nos correspondió también a nosotros.
Además que hicieron el puente entre lo que era Violeta Parra y el rock. Muchos me han dicho que Violeta Parra suena a rock: con su guitarra rabiosa, su rabia ella que sacaba afuera. Incluso el Tío Lalo me dijo el otro día que sí: que la Violeta... Me puso el ejemplo del “Santo Padre”: “Ese ritmo no estaba”, me dice; y me lo cantaba. “Ese ritmo lo trajo la Violeta”.
Bueno si, es verdad todo eso; ese no está en “Obras de Violeta Parra”. Bueno hay varios que no están, no podíamos interpretar todo y eso que lo que se interpretó ya no... En ese tiempo eran dos discos, en ese tiempo no existía lo de hoy.
Rock y Violeta, se ha dado la casualidad de que la gente habla mucho de eso, es un tema que cuando se empieza la discusión sale a flote.
Bueno, el rock y Violeta; es decir... ¿Dónde fue que hubo un artículo? Parece que no es una revista chilena. Hay una revista que no me puedo acordar en este momento de qué nacionalidad es donde dice que: “Los Jaivas: matrimonio ente Jimi Hendrix y Violeta Parra”. Es una manera de decir algo que no era absolutamente mentira, para nada; o sea nosotros fuimos considerados, hasta el día de hoy, como un grupo rock. Yo, simplemente, nunca he accedido cien por ciento a esa teoría pero qué se le va a hacer: eso existe. Si yo tuviera que decirlo o yo hubiese tenido que haberlo dicho... seguramente ninguno de nosotros habría dicho eso: menos el Gato, menos Claudio; ninguno de nosotros seguramente se le habría pasado por la mente hacer esa conjunción. Sin embargo para mucha gente es natural y es lógico y es así. Nosotros principalmente nos consideramos así como artistas nacionales, músicos, que hicimos una música la cual en teoría no tendría una definición muy neta. Tanto como folk rock o rock progresivo o qué sé yo.
Hay mucha gente que los considera artistas semi folclóricos o folclóricos.
Por ejemplo. Esa es la otra cara de la medalla. Porque nosotros tampoco somos un grupo de folclore. Tampoco lo somos así como tampoco somos un grupo de rock. No somos un grupo de rock. Entonces la definición de Los Jaivas perturba un poco el acercamiento con la Violeta Parra. Ahora que algunos grupos de rock, digamos, netos, consideren a Violeta Parra de una u otra manera y haya una influencia o tomen sus canciones, para mí es mucho mejor.
Ahora, yo no me atrevería a decir yo mismo así como que trajimos a la Violeta Parra al rock, no fue esa la razón nuestra. Nosotros fuimos... ya te lo he dicho como diez veces en esta entrevista: los que pretendimos hacer un puente entre esa generación, entre ese icono, es hito y las nuevas generaciones. Esa fue nuestra misión más clara.
Ahora, ¿Cómo lo íbamos a hacer? Bueno, de la manera en que lo hicimos. Bastaría analizar, hacer el análisis musical de qué significó todo esto. Hay algunas personas que han llegado a analizar la música de Los Jaivas pero en realidad no está muy claro.
El hincapié es bueno hacerlo siempre pero también va ser difícil así como sacarlo. Porque nosotros quedamos, por ejemplo, como en el rock argentino ¿no? Inscritos en el rock argentino; no en la música argentina digamos: en el rock argentino quedamos inscritos nosotros. Y bueno: y al final de cuentas aquí en Chile también por los que empezaron a trabajar posteriormente; yo te nombraba el caso de Tito Escárate pero. También en cierta medida somos incluidos como rock, como rock nacional. Aún así yo creo que los mismos que han logrado decir eso saben que la cuestión es más amplia pero alguna definición tiene que haber por aquí o por acá: yo soy más partícipe de que hubiesen otro tipo de definiciones. O sea: que se estudiara más.
Pienso yo que aún, o pese a todo lo que se ha hecho y a lo que se ha avanzado con en cuanto a crítica musical todavía queda mucho por hacer. Pienso yo que hubo un momento, que vuelvo a insistir sobre el caso del Tito, que en ese momento se comenzó a estudiar pero como que en este momento no se ha seguido estudiando: quedó como estancado eso; y que faltaría una nueva revisión. El ambiente está bien amplio en todo caso.

Comentarios

Claullitriche dijo…
...uf! que buena, la devoré!... haciendo links todo el rato, ya sabes bien tú el por qué...; he vuelto a re-escuchar el disco, ando procesando.... gracias por compartir...

buscando cosas encontré esto, buena, seguro te interesa (si no lo has visto ya):
http://jorgelopez.wordpress.com/2007/01/20/los-jaivas-obras-de-violeta-parra/

un gran abrazo para ti y el arrayán!!


(PD: chuatas que cuesta no irse por las ramas en una conversación con el Eduardo! jeje...)

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